Y esto, un poco atrasado, es Ayacucho, fui con una amiga en Semana Santa, de vacaciones. Mi primera sensación de “soroche” (=mal de altura), 2.761 m.s.n.m., que realmente no es nada, pero sentí por primera vez esa sensación (mareo, presión en la cabeza, te cuesta respirar, andar). Menos mal que no me duró mucho y pude aprovechar al máximo estos días.
Ayacucho significa “Rincón de los muertos” en quechua, y aunque quizás en otra época lo pareciera (fue donde nació Sendero Luminoso y una de las zonas que más sufrió el terrorismo), en esta época se encuentra llena de gente, de alegría y de color. Es la mejor Semana Santa de todo el Perú, y según ellos mismos, la segunda después de la de Sevilla, y olé.
Además visitamos Huanta, Quinua y la pampa de Quinua (ver foto), donde dicen que se liberó finalmente Perú de los colonizadores malvados (osease, los españolitos).
Unas bonitas procesiones y, sobretodo, originales. No hay jueves ni viernes santo, pero en cambio, la mejor es el domingo de resurrección a las 4 a.m. Aprovechamos bailando salsa con unos amigos ayacuchanos hasta esa hora y vimos resucitar a Jesús. Devoción.
Y de vuelta a Lima, después de 12 horas en autobús atravesando los Andes, con un paisaje increíble y unas curvas muy curvadas, os lo digo yo.
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