sábado, 9 de junio de 2007

Ica, tierra de viñedos y arena


Ica, tierra de viñedos, donde se produce el mejor Pisco del mundo (por mucho que les pese a los chilenos), muy cerquita de la ciudad llamada Pisco.

Un fin de semana de verano, fui con unos amigos a la vendimia. La verdad es que de vendimia había poco, algo de jarana, y fiesta. Y visita a alguna bodega, claro.

Fuimos al oasis de la Huacachina, muy cerquita, donde aprovechamos para ir a los areneros. No sabíamos muy bien lo que era, por eso lo hicimos. Alquilamos unos coches especiales para dar una vuelta por el desierto, ejem... una vuelta? Estábamos equivocados... lo intuimos cuando vimos que subían al carro una especie de tablas... uy... Y sí, hicimos sandboard por las inmensas dunas del lugar. Increíble. Fue divertidísimo tirarse por esas altas dunas con la tabla. Y si nos lo llegan a decir no lo hacemos...

Ayacucho, el rincón de los muertos


Y esto, un poco atrasado, es Ayacucho, fui con una amiga en Semana Santa, de vacaciones. Mi primera sensación de “soroche” (=mal de altura), 2.761 m.s.n.m., que realmente no es nada, pero sentí por primera vez esa sensación (mareo, presión en la cabeza, te cuesta respirar, andar). Menos mal que no me duró mucho y pude aprovechar al máximo estos días.

Ayacucho significa “Rincón de los muertos” en quechua, y aunque quizás en otra época lo pareciera (fue donde nació Sendero Luminoso y una de las zonas que más sufrió el terrorismo), en esta época se encuentra llena de gente, de alegría y de color. Es la mejor Semana Santa de todo el Perú, y según ellos mismos, la segunda después de la de Sevilla, y olé.

Además visitamos Huanta, Quinua y la pampa de Quinua (ver foto), donde dicen que se liberó finalmente Perú de los colonizadores malvados (osease, los españolitos).

Unas bonitas procesiones y, sobretodo, originales. No hay jueves ni viernes santo, pero en cambio, la mejor es el domingo de resurrección a las 4 a.m. Aprovechamos bailando salsa con unos amigos ayacuchanos hasta esa hora y vimos resucitar a Jesús. Devoción.

Y de vuelta a Lima, después de 12 horas en autobús atravesando los Andes, con un paisaje increíble y unas curvas muy curvadas, os lo digo yo.

Recapitulando...



Hola hola...

¿Cómo están ustedes? Yo aprovechando un momentito para escribir y contar cómo va todo por acá, que muchos me habéis preguntado, pero no tengo mucho tiempo para escribir, harta chamba! (=mucho curro) como dirían por aquí.

En el último mes y medio no he pisado la oficina, y claro, ahora a recuperar lo aprendido, a hacer informes (jeje, de lo más divertido).

Os cuento un poco... A finales de abril estuve en la Selva Central visitando unos proyectos en comunidades indígenas Asháninkas. Para ir de una comunidad a otra íbamos en bote por el río, y siempre nos recibían con masoto, una bebida que hacen a base de yuca fermentada (recordadme otro día que os cuente exactamente cómo...). Una experiencia preciosa, si no fuera porque me hacen dar discursos e inaugurar escuelitas, jeje, imaginadme rompiendo una botella de champagne (en este caso fue un zapallo relleno de masoto) al puro estilo "Gallardón", oh no!

Enseguidita, llegaron mis papas de visita y estuvimos paseando y viajando, Lima, las líneas de Nazca, Cusco, Machu Picchu... y algún proyecto. Creo que por fin se han dado cuenta de lo que realmente estoy haciendo aquí, un gran paso.

Y tras dos días de oficina, organizando rápidamente mi viaje de dos semanas por la región de Cajamarca. Además de ser una zona preciosa en los Andes, he disfrutado visitando varios proyectos, financiados tanto por AECI como por la GV. Bueno, compañeros y compañeras, agrónomos y agrónomas, por fin sé para que sirve nuestra carrera. He visto la luz... jeje, exagero, pero es increíble ver y palpar lo que durante tanto tiempo has escuchado... desarrollo... desarrollo... qué palabra tan abstracta, y sí, también concreta.

Y ahora a chambear y a preparar mi próximo viaje!

Un besazo a todos y a todas (uy... me ha pegado fuerte el enfoque de género)

Lidia, peruana